Un móvil escondido durante un examen es como una bomba de relojería. Sabes que está ahí, latente, esperando para detonarse en el momento más inoportuno. Pero la tentación de tenerlo cerca, aunque sea como un as bajo la manga, es difícil de resistir. ¿Cómo ocultar ese pequeño dispositivo que podría salvarte el cuello (o hundirte más) en una prueba crucial? Aquí te cuento algunos métodos que han usado estudiantes intrépidos, aunque recuerda: la mejor forma de aprobar siempre será estudiar.
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El clásico truco del estuche
El estuche es el escondite por excelencia. Un simple compartimento con cremallera puede convertirse en tu cómplice perfecto. Elige uno lo suficientemente grande y opaco, y coloca el móvil entre lápices y bolígrafos. La clave está en actuar con naturalidad: saca y guarda material como si nada, y nadie sospechará que ahí dentro se esconde tu lifeline digital.
Pero ojo, este método tiene sus riesgos. Un profesor avispado podría pedirte que vacíes el estuche sobre la mesa. En ese caso, estarías más pillado que un torero en un ascensor.
La táctica del jersey oversized
Un jersey holgado puede ser tu mejor aliado en la sala de exámenes. Elige uno con mangas anchas y largas, y desliza el móvil por una de ellas hasta que quede cerca de tu muñeca. Así podrás consultarlo con un simple movimiento de brazo, como si estuvieras comprobando la hora en un reloj imaginario.
Este truco funciona mejor en invierno, cuando llevar ropa gruesa no levanta sospechas. En verano, un jersey de lana te hará parecer más sospechoso que un pingüino en el Sáhara.
El ingenioso método del botellín de agua
Un botellín de agua transparente puede convertirse en tu centro de operaciones secreto. Corta la etiqueta con cuidado, pega tu móvil en la parte interior y vuelve a colocar la etiqueta. Voilà! Tienes un recipiente que parece inofensivo pero esconde tu arma secreta.
Para consultar la información, solo tienes que fingir que bebes agua. Eso sí, asegúrate de que el móvil esté bien protegido contra la humedad. Lo último que quieres es un cortocircuito en medio del examen.
Si eres de los que no temen arriesgarse, el calcetín alto puede ser tu opción. Coloca el móvil en la parte superior del calcetín, justo debajo de la rodilla. Asegúrate de que sea un modelo sin sonido ni vibración, o tus compañeros pensarán que tienes un grillo en la pierna.
Este método requiere cierta flexibilidad y disimulo. Si te ven contorsionándote para mirar tu tobillo, es probable que llames más la atención que un elefante en una cacharrería.
El truco de la goma elástica
Una simple goma elástica puede convertir tu muslo en un portamóviles improvisado. Coloca el dispositivo en la parte interior del muslo y asegúralo con una goma elástica ancha. Cubre todo con el pantalón y tendrás acceso rápido sin levantar sospechas.
Este método es especialmente útil si llevas pantalones anchos o faldas largas. Con unos pitillos, tu móvil se notará más que un extraterrestre en la fila del supermercado.
La técnica del libro hueco
Un libro grueso puede ser el escondite perfecto para tu smartphone. Recorta las páginas interiores dejando un hueco del tamaño de tu móvil. Coloca el dispositivo dentro y tendrás una «enciclopedia digital» a tu disposición.
Este truco funciona mejor con libros que tengan relación con el tema del examen. Un manual de química cuántica en un examen de literatura levantaría más sospechas que un vampiro en una tienda de ajos.
El ingenioso método de la calculadora falsa
Si tu examen permite el uso de calculadoras, aquí tienes una oportunidad de oro. Existen fundas para móviles que imitan a la perfección el aspecto de una calculadora científica. Coloca tu smartphone dentro y tendrás acceso a mucho más que simples operaciones matemáticas.
Eso sí, asegúrate de tener una calculadora real a mano. Si el profesor te pide que hagas un cálculo en el momento, no querrás quedar como el que confunde el WhatsApp con la raíz cuadrada.
Los smartwatches son la evolución natural de las chuletas en la muñeca. Con un reloj inteligente, puedes tener acceso a mensajes, notas y hasta búsquedas en internet sin levantar sospechas. Eso sí, domina el arte de la consulta discreta o parecerá que estás practicando para ser DJ.
Recuerda configurar tu reloj en modo silencioso. Un «ding» en mitad del examen te delataría más rápido que un estornudo en una biblioteca.
El truco del pendrive camuflado
Existen pendrives que parecen objetos cotidianos: pulseras, llaves, incluso pintalabios. Si tu examen es en un aula de informática, estos dispositivos pueden ser tu salvavidas digital. Conéctalos discretamente y tendrás acceso a toda la información que necesites.
Pero cuidado, si te pillan con uno de estos, tendrás que ser muy convincente para explicar por qué tu «llavero» tiene 64GB de memoria RAM.
La táctica del bolígrafo con cámara
Para los más temerarios, existen bolígrafos con cámaras integradas. Estos artilugios dignos de James Bond te permiten fotografiar el examen y enviarlo a un cómplice externo. Ellos pueden buscarte las respuestas y enviártelas de vuelta.
Este método es para los que juegan en la liga profesional del engaño. Si te descubren, probablemente acabes protagonizando el próximo capítulo de «Cazadores de mitos: edición universidad».
Todas estas técnicas son tan arriesgadas como ilegales. La mejor forma de aprobar siempre será estudiar y confiar en tus propios conocimientos. Además, ¿no es más satisfactorio saber que has aprobado por tus propios méritos? Bueno, eso dicen, yo aún estoy esperando experimentar esa sensación.